ANOTACIONES
ESTADÍSTICAS DE COVID-19
COLOMBIA
Diciembre
de 2019, sin que nadie se enterase en la aldea global. El capricho ¿o certero?
Destino, liberó una diminuta partícula viral al aire en la gigante nación
China, específicamente en la capital de la provincia Hubei; si, en Wuhan,
la capital provincial, espacio territorial más poblado de la zona central del
país. Localizada en el encuentro de los ríos Yangtsé y Han. Tiene una población
aproximada de 11 millones de habitantes en un área de 8467 km² (incluyendo el área
metropolitana). Ciudad de más de 3.500 años de historia, con aproximadamente 11
millones de habitantes y alberga el mayor centro de investigaciones virológicas
del país.
Tal vez por esta última razón se dio el hecho del contagio u otra; solo
el tiempo develará y rasgará las pendencieras mentiras alrededor del
evento de liberación del agente viral que por sí sola no es letal, ya
que necesita de una célula huésped para incubarse, posteriormente autocopiarse y colonizar todo el cuerpo del ser vivo.
Como maestro en el arte del disfraz, inicio bajo la clasificación de un
brote de neumonía de etiología desconocida, el cual estaba dando batalla
a los virólogos expertos de la ciudad pues no moría con ningún
tratamiento científico o tradicional, en pocos días, la ciudad estaba en
poder del diminuto virus y claro en la aldea global de conexiones
visibles e invisibles, el virus fue capaz de cruzar los océanos que
dividen a occidente de oriente y demás puntos cardinales. Nada que
hacer, las estrategias prestidigitadoras para ocultar de la verdad ya no
producen efecto y como ya es un lugar común, los lideres la aldea salen
a dar la nefasta noticia de la nueva amenaza viral; solo que con un
discurso de no pasa nada, esto es solo un virus que se dio en un espacio
muy pero muy lejano, no nos va a llegar a tocar en occidente, además
estamos preparados para ello.
Prominentes académicos (defensores del establecimiento y estado de
cosas), dieron declaraciones en la TV pública y privada, en las llamadas
redes sociales. Llamados a la calma, otros y otras, comprometieron al ejército santoral de las naciones. Pero las acciones de restricciones democráticas como el libre tránsito, el trabajo, las reuniones de más
diez personas, en fin, el confinamiento se volvió parte de la vida
cotidiana de los connacionales, se ha presenciado con horror los
cadáveres en las calles de ciudades que antes eran iconos de la vida
(Italia, España son prueba de esto).
En Colombia, se siguió mismo el libreto de la aldea (ideologías y
económicas del libre mercado) y por supuesto, todo ha salido o sea
perdido en la maraña de la burocracia en el mejor de los casos. En
tanto, el COVID-19, no para su marcha de anotar vidas humanas a su
libreta de éxitos, la gran mayoría de la población está entre exponer su
vida o morir de hambre y enfermedades silenciosas como el estrés
producido por la imposibilidad de continuar con los pagos de servicios
públicos o llevar alimentos a la mesa familiar.
En
los espacios regionales y locales, los lideres o administradores temporales de estos,
se ven superados por la magnitud de la PANDEMIA, además de muros burocráticos
en unos, en otros la mayor preocupación es ¿cómo hacer para reinventarse administrativa
y económicamente? Para cumplir a sus patrocinadores y en acto poder salvar su
esfera de poder político, sustentado con el económico.
Los municipios o entidades territoriales de la Colombia profunda y
profusa, ha visto la fealdad de su desnudes administrativa, política,
económica, social y cultural, ya que la macro estructura en los cuales
descansa estaos procesos es inexistente o se encuentra en estado de
cuidados intensivos. Así, como las burbujas económicas y sociales se han
desvanecido como pompas de jabón de feria. Los índices de pobreza bruta
y multidimensional son brutales. Por ello, la estrategia de esperar que
desde el centro del poder político, cultural y económico de la nación
se den las fórmulas mágicas de ¿cómo y cuándo? enfrentar la propagación
del virus COVID-19 en el territorio local es consuelo de tontos y
profunda irresponsabilidad para con los ciudadanos y ciudadanas que
representan.
Para esta oportunidad se presentará una serie de
gráficos de frecuencia sobre datos liberados por el Ministerio de Salud
de Colombia (MINSALUD) que dan cuenta de la dinámica en Colombia de la PANDEMIA.
En
marzo 31 de 2020. Se dan 798 casos relacionados con COVID-19.
La capital de la república, repunta en el número de contagiados, seguido a lo lejos por el Valle del Cauca y las principales ciudades regionales.
Si
observamos el gráfico anterior (edad). Los segmentos de la población con mayor
afectación se localizan entre los jóvenes y adultos en edades productivas.
Con
la mayoría de casos con atención en casas, el sistema de salud ha incumplido su
misión de preservar la vida de los pacientes, pues si tenemos en cuenta que la
estructura de las viviendas en Colombia es muy básica (habitaciones ocupadas
por más de una persona, un o dos baños, una sala como espacio comunitario etc),
ya para marzo estaban las condiciones materiales dadas para que el aumento de
casos se diera de forma exponencial hacia el aumento.
Estadísticamente, para la fecha de 30 de marzo, los técnicos,
funcionarios o tecnócratas del establecimiento podían hacer ambientes de
probabilidades reales y no, difundir coros y mensajes plagados de
mentiras sobre la probabilidad de contagios en el territorio. La curva
en vez de aplanarse, se miraba hacia el alza. Como lo demuestra el gráfico anterior de análisis probabilístico.
El
reporte más actual liberado de COVID-19 por el MINSALUD de Colombia es de fecha
04 de agosto de 2020.
Desde el mes de marzo hasta principios de agosto de 2020, las cifras de
contagios se mantienen en progresión de aumento, los jóvenes y población
adulta son los que presentan mayores índices de contagio, pero entre
los segmentos de infantes y adultos mayores, se está observando aumentos
en los casos reportados como positivos. La atención en casa demuestra
que, los entes de salud siguen evadiendo su responsabilidad misional de
salvar vidas, pues las condiciones pobreza multidimensional de las
familias colombianas no dan para preparar espacios de aislamiento
estricto de contagiados. Otra dificultad es la imposibilidad
administrativa y política de los alcaldes y gobernadores para garantizar
condiciones mínimas de calidad de vida para la ya empobrecida
ciudadanía.
En fin, soportado en las evidencias de probabilidades
y estudio integral de los comportamientos cotidianos de la población.
El tan anunciado aplanamiento de la curva de contagios no se va a
presentar en este año y menos en la región Caribe en la cual, los
comportamientos de fin de año son contrarios a las medidas de
confinamiento decretados por las autoridades, las cuales, en muchos
casos, ni ellos cumplen.
Mención aparte es el caso de los
recuperados, que en mayor proporción son por puro tiempo, ósea agarrarse
de Dios y que las defensas, más la sabiduría popular están dando
excelentes réditos. ¿para mandatarios?.