El gran pecado de la PANDEMIA es que nos explotó las burbujas de realidad en la que vivíamos ensimismados, en pleno ejercicio mitómano de creer que nada nos afecta, que la especie humana se encuentra separada del destino del planeta.
Ahora, por decreto, devuelta a las calles, a los pagos de servicios y alimentos, ¿cuándo nos dieron eso?. Pendejos los colombianos que seguimos mirando, criticando y pontificando de la realidad del otro, tal vez para que cuando nos encerremos en el espacio vital propio podamos respirar nuestros hedores putrefactos sin caer en la desesperanza.