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lunes, 10 de mayo de 2021

Desde el Sinú al San Jorge

 

Santa Cruz de Lorica, se localiza en el curso bajo del río Sinú, aquí he nacido, mis primeras exploraciones las he realizado en sus calles del barrio Kennedy, sobrevivir en la jungla de sus calles destapadas fue cosa de todos los días.

                                   Fuente de fotografía: Farid Manzur 

Recuerdo que el centro del poder territorial era la esquina, lugar donde todo habitante de la calle debía llegar por lo menos una hora al día, entonces se mezclaban como en un torbellino social, por lo menos tres generaciones, cada quien, en su espacio de poder, los entrados en años, se ubicaban dentro de la terraza de la casa esquinera, protegiéndose de la inclemencia del astro sol, los jóvenes, en el cruce de las esquinas con el fin de poseer control panóptico de las calles que confluyen en la esquina, su objetivo es no dejar escapar la salida a la tienda u otra vivienda de las chicas, para piropearlas, silbarlas o acordar con la mirada una cita en horas de la noche, por último los niños a quienes solo les interesa ejecutar toda clase juegos de contacto principalmente, requieren más espacios en el lugar, por ello, se toman el centro de la calle desprovisto de la sombra de los primeros y segundos, les toca recibir los rayos solares; pero, al parecer ello les es indiferente.

 

¿Qué tema desarrollar en la tesis de maestría?, fue la segunda preocupación para decidir entrenarme como geógrafo profesional, me acordé que en un tiempo de trabajo con la secretaria de educación departamental estuve por la región del San Jorge, visité los municipios de Montelibano, Puerto Liberador y San José de Uré, con este último municipio quedé atrapado, sus hermosos paisajes, la cercanía con la mina de níquel más grande del país y por supuesto sus pobladores, los cuales poseen un acento lingüístico que evoca a las regiones del chocó y cauca amalgamado con el acento paisa y costeño.

 

La forma de asumir y vivir la vida con esa desprevenida aceptación positiva de los hechos sociales y económicos, que no es la resignación cultural o producto del largo proceso de dominación corporal y espiritual de auto negación étnica al que han sido sometidos. Es adaptarse al momento social; existe una frase popular que da cuenta de esa adaptación y es “al son que me ponen bailo”, puesto que su experiencia de vida en medio de la guerra por el poder local y control geo estratégico de las vías de comunicación, la productividad de territorial tanto agrícola como de extracción de minerales preciosos es abundante. 

 

Investido con libreta de apuntes, lápiz, taja lápiz, borrador, un teléfono celular, un GPS, muchas dudas e incertidumbre por las situaciones imprevistas propias del trabajo de campo, salí desde mi natal Santa Cruz de Lorica rumbo a San José de Uré, la primera parada fue en la terminal de Montería, un segundo transporte hasta el municipio de Montelibano y desde allí hasta San José de Uré, fueron los veinte minutos más largos de mi vida pues la ansiedad del encuentro me consumía al punto de morder mis uñas.

 

Al llegar me dirigí hasta la casa del director núcleo educativo municipal, a quien le comenté mi proyecto de investigación, me orientó diciéndome que su hermana trabajaba de cerca con el tema afro en el municipio, además de ser docente en el colegio San José, lo espere a que se alistara para ir al colegio.

 

En aproximadamente treinta minutos estaba conversando con la docente María, una mujer comprometida y apasionada con el levantamiento de la historia de sus ancestros africanos. Me escucho con mucha atención, aprobó mi tarea investigativa debido al interés de visibilizar la rica herencia social e histórica de San José de Uré, de allí en adelante fue mi guía por la geografía histórica social y física del poblado. 

 

No fue nada fácil descentrarme de los códigos territoriales y espaciales del Sinú, pero me motivó un hecho en particular, emular el camino marcado por uno de los pioneros de los estudios de negritudes en Colombia, como es Manuel Zapata Olivella, así, obedeciendo a los ritmos propios de la investigación en geografía histórica, en lo que respecta a la revisión bibliográfica y al trabajo de campo. Estos ritmos fueron lentos y casi solitarios de la mirada de expertos de la ciencia espacial, el “estar allí” (Geertz, 1997), explorando los territorios actuales de San José de Uré con la mirada del pasado, en tanto. “En la geografía, la idea de muchos es la de estudiar la dimensión espacial de fenómenos selectivos como ocurrieron en el pasado. En este caso los datos son históricos, pero el método de análisis es geográfico” (Rucinque, 2015, 11), involucro invertir años en la búsqueda de las referencias históricas sobre el palenque de Uré, reconstruir rutas de comunicación sobre el espacio geográfico a partir de las pocas referencias escritas y por supuesto de las versiones de los informantes, además de respetar las dinámicas de poder presentes en el territorio, algunas visibles y otras invisibles para el forastero, en este punto entregar toda la confianza a los guías es fundamental para el éxito de empresa exploratoria, trazado de líneas y puntos espaciales directamente en el territorio estudiado.

COLECTIVO DE ESTUDIOS ESPACIALES, EDUCATIVOS 

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