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domingo, 29 de noviembre de 2015

POEMAS RAÚL GÓMEZ JATTIN

Consolación
    Cuánta congoja agazapada
    Llevas, Eusebio
    El paisaje moral de tus contemporáneos
    Te afectó como una lepra blanca.
    Eres demasiado sensible, muchacho
    Recógete en los libros,
    En tu alquimia,
    En el calor de tu madre.
    El resto no vale la pena, Eusebio
    Son fantasmas
    Muchedumbres de fantasmas ebrios.


De lo que soy
    En este cuerpo
    En el cual la vida ya anochece
    Vivo yo
    Vientre blando y cabeza calva
    Pocos dientes
    Y yo adentro
    Como un condenado
    Estoy adentro y estoy enamorado
    Y estoy viejo
    Descifro mi dolor con la poesía
    Y el resultado es especialmente doloroso
    Voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
    Voces quebradas: pasaron ya tus días.
    La poesía es la única compañera
    Acostúmbrate a tus cuchillos,
    Que es la única.

Deslumbramiento por el deseo
    Instantáneo relámpago
    Tu aparición.
    Te asomas súbitamente
    En un vértigo de fuego y música
    Por donde desapareces.
    Deslumbras mis ojos
    Y quedas en el aire.


El que no entendió nunca
    Fuiste un testigo indolente
    Ni comprendiste
    Ni a ayudaste a la víctima.
    Fuiste un cómplice de la perfidia y la ignorancia
    Tácitamente aceptaste
    Que aquel hombre no valía la pena.
    Cuando lo llevaban al matadero
    Estabas cerca de él
    Y sólo miradas de rencor le prodigaste.
    Cuando te preguntaron
    Si aquel amigo que aparecía en sus poemas eras tú
    Lo negaste airado.
    Hoy que vives entre cosas cotidianas,
    ¿Te olvidas de aquella época ilustre
    Cuando a tus pies tuviste la poesía?

El suicida
    Airoso en su galope
    Levantó la mano armada
    Hasta su sien
    Y disparó:
    Suave derrumbe
    Del caballo al suelo
    Doblado sobre un muslo
    Cayó
    Y sin un solo gemido
    Se fue a galopar
    A las praderas del cielo.

Gracias, señor
    Gracias, señor
    Por hacerme débil
    Loco
    Infantil
    Gracias por estas cárceles
    Que me liberan
    Por el dolor que conmigo empezó
    Y no cesa
    Gracias por toda mi fragilidad tan flexible
    Como tu arco
    Señor amor.

Intentas sonreír

    Intentas sonreír
    Y un soplo amargo asoma
    Quieres decir amor y dices lejos
    Ternura y aparecen dientes
    Cansancio y saltan los tendones
    Alguien dentro del pecho erige
    Soledades
    Clavos
    Engaños
    Fosos.
    Alguien
    Hermano de tu muerte
    Te arrebata, te apresa, te desquicia,
    Y tú, indefenso,
    Estas cartas le escribes.


Los poetas, amor mío

    Los poetas, amor mío, son
    Unos hombres horribles, unos
    Monstruos de soledad, evítalos
    Siempre, comenzando por mí.
    Los poetas, amor mío, son
    Para leerlos. Mas no hagas caso
    A lo que hagan en sus vidas

Pájaro
    Tengo en la cabeza
    Un pájaro celeste
    Que anida en esta prisión.
    Tengo en este pájaro
    Un ardiente corazón.
    Tengo en ese corazón
    Una frágil esperanza
    De volar hacia Dios.

Pequeña elegía
    Ya para qué seguir siendo árbol
    Si el verano de dos años
    Me arrancó las hojas y las flores
    Ya para qué seguir siendo árbol
    Si el viento no canta en mi follaje
    Si mis pájaros migraron a otros lugares
    Ya para qué seguir siendo árbol
    Sin habitantes
    A no ser esos ahorcados que penden
    De mis ramas
    Como frutas podridas en otoño.
Retrato
    Si quieres saber de Raúl
    Que habita estas prisiones
    Lee estos duros versos
    Nacidos de la desolación
    Poemas amargos
    Poemas simples y soñados
    Crecidos como crece la hierba
    Entre el pavimento de las calles.
Siento escalofríos de ti
    Siento escalofríos de ti,
    Hermana muerte,
    De verme en esta sala
    Mirando un cuadro de David
    Y súbitamente entrar en la vejez
    Sin ningún diente
    Y todas las arrugas
    Y los vientos negros
    Esparciendo mis cabellos.
    Yo te conozco, hermana
    Sé que eres una nube
    De ojos yertos
    Que busca otra de luz
    Hasta convertirse en una.
    Te conozco y sin embargo
    Encontrarte en la sala del David
    Frente a frente
    Fue un gran susto
    Hermana mía.
     
    CANCIÓN DEL AMOR SINCERO 
Prometo no amarte eternamente,
ni serte fiel hasta la muerte,
ni tomados de la ,
ni colmarte de rosas,
ni besarte apasionadamente siempre.
Juro que habrá tristezas,
habrá y discusiones
y miraré a otras
vos mirarás a otros
juro que no eres mi
ni mi , ni mi única razón de vivir,
aunque te extraño a veces.
Prometo no desearte siempre
a veces me cansaré de tu sexo
vos te cansarás del mío
y tu en algunas ocasiones
se hará fastidioso en mi
Juro que habrá momentos
en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y
quizás lo terminaremos,
mas te digo que nos amaremos
construiremos, compartiremos.
¿Ahora si podrás creerme que te amo?



     

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