Tomado de: https://atalayar.com/blog/oriente-medio-esa-tierra-maldita-deseada-por-todos |
La Inglaterra agrícola.
El paisaje cultural y productivo en la Inglaterra rural del siglo XIX era muy distinto al de las demás naciones europeas de la época. En tanto, no se puede afirmar que existían campesinos tradicionales, como las personas que poseían u ocupaban su pequeña parcela de tierra, la que cultivaba con los integrantes de la familia, en la cual, el cultivo era para la subsistencia. [La agricultura de subsistencia es cuando la producción o cosechas se aprovechan primero para el consumo de la familia y en caso de que existan excedentes, se vendían en el mercado].
En realidad, la población agrícola (productiva) inglesa se dividía en tres grandes segmentos desiguales: en la cima estaban los terratenientes, quienes poseían la mayor parte de la tierra. La característica principal de estos terratenientes eran que no cultivaban ellos mismos los inmensos cultivos; lo que por lo general hacían era que alquilaban en pequeñas porciones de su propiedad a granjeros arrendatarios.
Los segundos eran los agricultores arrendatarios, quienes, le alquilaban pequeñas porciones de tierra a los grandes terratenientes, valiéndose de un contrato formal de alquiler. En el que se comprometían a pagar una cantidad en valor moneda, una parte de la cosecha o a cambio de trabajos en la parte exclusiva de los propietarios o terratenientes.
Los terceros. Eran los asalariados (proletarios rurales), hombres y mujeres, que se autocalificaban a sí mismos como trabajadores, agrícolas, pero no como campesinos (pastores, artesanos rurales, comerciantes, carreteros), ya que obtenían las ganancias sobre la base de vender su fuerza física, así como, productos como vestidos, cosméticos, etc. Socialmente, podemos asimilarlos a las clases bajas (rurales) donde se incluyen posaderos, tenderos, que proporcionaban servicios necesarios para los agricultores y la forma de vida en la aldea. No hay que olvidar la presencia de industrias manufactureras, textiles, las iglesias.
Todas las anteriores divisiones o estructuras sociales se formaron aproximadamente a partir del siglo XVIII, o sea que la transformación de una aldea puramente feudal a un espacio capitalista, igualmente a los cultivadores que se dedicaban a su propia subsistencia y pequeños campesinos de mercado en propietarios capitalistas. Es el producto de largos años de transformaciones económicas y culturales que poco a poco van incrustándose en la vida cotidiana de las aldeas.
¿Qué significo la industrialización para los agricultores ingleses?.
En primero lugar. Significó, un aumento de la demanda de alimentos, pues las ciudades crecían a un ritmo constante de obreros no agrícolas. Quienes necesitaban un mayor número de productos del campo rural inglés, principalmente el trigo (necesario para la elaboración del pan, como un elemento esencial en la dieta diaria del país, además de otros cereales como la cebada), en fin, la producción agrícolas, sumada a la ganadera (provisión de carnes). Por otro lado, la necesidad de expansión agrícola hacia nuevas tierras que antes eran yermas, permitieron el desarrollo de fertilizantes destinados volverlas productivas.
Aparecen en forma definitiva las maquinas.
¿Qué es la revolución industrial?
Es la transformación de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, por medio de la cual se materializa el capitalismo de corte industrial, que se inició en Inglaterra rural a partir del siglo XVIII hasta la primera década del siglo XIX. Por lo tanto, significa un cambio cualitativo para la especie humana, en tanto se da un giro en la relación de la humanidad con la naturaleza por medio de utilización de la técnica, las tecnologías y ciencias para producir más en menor tiempo posible. Las principales características de estas nuevas sociedades (de predominio rural a urbano o industrial), se identifican las siguientes:
1. Consolidación del trabajo asalariado y el aprovechamiento de los conocimientos científicos en la producción/transformación de materias primas.
2. Creación de mercados, destinados para la relación mercantil de oferta y demanda, cambiando la antigua relación de producción para el autoconsumo hacia el abastecimiento de las necesidades de los otras personas, quienes podían comprar lo que se ofrece.
3. Aparición definitiva de nuevas clases sociales, tales como la burguesía y el proletariado
4. Urbanización de los espacios geográficos, por lo tanto, de la vida cotidiana.
5. Generalización de la educación hacia las clases sociales menos favorecidas, específicamente aumentar la alfabetización de la población.
6. Aumento de las expectativas de vida de la población en edad productiva.
7. Nuevas categorías entre los países entre DESARROLLO Y SUBDESARROLLO.
De la máquina de hilar al ferrocarril
Máquina de hilar Jenny: Tomada en: imagen de la maquina de hilar jenny - Búsqueda de Google |
Máquina de hilar Jenny: Tomada en: imagen de la maquina de hilar jenny - Búsqueda de Google |
La hiladora Jenny, creada en 1764 por el inglés James Hargreaves en Inglaterra, siendo esta la primera innovación técnica en la gran revolución industrial del siglo XIX. Siendo considerada un símbolo del período, oficialmente, es la primera máquina que utiliza en la producción de hilos, necesarios para la creación de vestidos y otros usos en las viviendas de los y las ciudadanas.
El primer ferrocarril en la Inglaterra fue puesto en funcionamiento en el año de 1830, que recorría las poblaciones de Liverpool-Manchester, permitiendo el transporte de materias primas a lugares propicios para la transformación de las mismas en un menor tiempo posible. Dando, inicio a nuevas fases de relaciones de producción capitalistas de corte industrial, superando la manufactura principalmente algodonera hacia otros productos como el carbon, el hierro entre otros, articulando espacios cada vez más urbanos con los diferentes mercados espacializados.
a) las capacidades y recursos materiales, técnicos y humanos de que dispone una sociedad para procurarse medios de vida;
b) los lazos o relaciones sociales que ligan a los seres humanos para producir, y
c) las expresiones jurídicas, políticas, ideológicas, culturales de que dicha sociedad se. dota, y mediante las cuales formaliza las relaciones sociales"
a) la maquinizacíón;
b) el aprovechamiento de nuevas fuentes de energía, y
c) el avance en la obtención y elaboración de materias primas y otras de aplicación industrial y agraria.
Máquina es aquel artilugio m ecánico que sirve para producir y que es movido por una energía independiente d e la fuerza humana. Como vemos, la máquina (atendiendo al uso que de ella se hace en la producción) se contrapone y supera la herramienta. Las herramientas, características de la economía preindustrial, son aquellos instrumentos productivos movidos directamente por el trabajador. Son, pues, instrumentos inertes que dependen del trabajador doblemente: por un lado, requieren su fuerza de trabajo; por otro, su habilidad. Las herramientas, como podrá observarse, se hallan constreñidas por limitaciones humanas, ya sean orgánicas —como la fuerza de las personas— o debidas a la habilidad del trabajador —la «maña» que éste tenga— Las máquinas, en cambio, permiten independizar la producción de estas limitaciones; no substituyen, sin duda, el trabajo humano, pero, en diversos aspectos del proceso productivo, suplen su fuerza y su destreza, intensifican su ritmo, multiplican su velocidad. En una palabra, hacen el trabajo más productivo.
En la máquina se combinan tres elementos:
a) un m ecanism o motor, que propulsa todo el sistema;
b) un mecanismo transmisor, que regula el movimiento y lo hace
cambiar de forma si es menester, y
c) un mecanismo-herramienta que realiza operaciones de trabajo. Este último es independiente de las limitaciones orgánicas del obrero. En otras palabras, en la máquina, la herramienta se incorpora al mecanismo, y pasa de las manos del hombre a ser una pieza de dicho mecanismo.
Sin máquinas, sin su invento y difusión, sin su aplicación cada vez más generalizada a la producción de mercancías, no hay revolución industrial. Con la revolución industrial (y en ello radica el desafío de las fuerzas productivas), se empezó a producir predominantemente usando máquinas. Las máquinas, por lo demás, se aplicaron a todos los sectores de la economía: agricultura, minería, industria, transporte... Y tras la máquina, la fábrica. La fábrica (o recinto productivo basado en la maquinaria) es —dice Marx siguiendo a Andrew Ure— «un gigantesco autómata formado por innumerables órganos mecánicos que actúan de mutuo acuerdo y sin interrupción para producir el mismo objeto, hallándose supeditados todos ellos a una fuerza motriz, que se mueve por su propio impulso» (Marx, El capital (1867), México, 1973: t. I, 346).